SIN CORAZON.
Ayer por la tarde, me encontraba
descansando con mi hermana, ella leía temas curiosos en Internet, y entre
tantos siempre hay uno que llama más la atención. Las medusas no tienen
corazón.
¿No es sorprendente? Entonces, ¿cómo
viven? ¿Qué son? ¿Piensan?
Cada vez que algo llama la
atención, que nace la duda, es preciso investigarlo. Y esto es lo que encontré:
LAS MEDUSAS.

Su característica principal es el paraguas o campana que
poseen, formado por un tejido de epidermis muy fino que esta a su vez compuesto
de mesoglea.
Hay aproximadamente 2 000 especies, donde la medusa melena de León es la especie más grande
del mundo con una longitud de 120 pies y cuando se sienten atacadas liberan que
causan dolor o enfermedades.
Tienen la boca en el centro del cuerpo, rodeada de tentáculos,
su cavidad funciona como estomago e intestino una vez terminada la digestión.
Huelen, se orientan y detectan la luz por sensores nerviosos
primitivos situados en sus tentáculos por lo que no tienen cerebro, ni corazón.
Y un dato curioso es:
Que en 1988 el biólogo Christian Somer encontró en Italia una
especie de medusa mejor conocida como Turritopsis Mutrisa con una extraña
capacidad de retroceder su ciclo vital, llamado de otra forma como transdiferenciación¸ que es, cuando la
medusa llega a su edad adulta, pone una pausa y regresa por así decirlo a las
diferentes etapas de su vida, hasta llegar a ser bebé.
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